No pensó Pandora que su gesto imprudente al abrir
la caja cerrada durante largo tiempo devendría en
respuesta a mi soledad.Al contacto con el aire humano
escaparon raudos la envidia, los celos y demás miserias...
y al echar inquietas miradas a su interior comprobó, no
sin perplejidad , que en un rincón , agazapada, yacía
Esperanza, discreta y leal. La mantuvo prisionera.
Lo que Pandora ignoraba es que al caer el sol tras la
última cima, Esperanza se escurría por entre las
delgadas rendijas de madera e iniciaba carrera en
busca de refugio, que más de una vez encontró en
mi lecho.
Cuando hubo un día en el que al despertar de mis
sueños continuaba en la oscuridad, sin poder ver ni
colores, animales ,ni flores...fue ella quien con sus
susurros me rescató de la muerte.
Rosa
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