Mientras enjabono mis manos e intento desprenderme de restos de carboncillo negro en mis dedos, observo mi imagen fatigada frente al espejo ovalado del cuarto de baño y me prometo no abusar más de esos paseos nocturnos que arrastran mis pies sobre una ciudad dormida, con el fin de rescatar vida de objetos inanimados a través de mis bocetos. Cada dibujo plasmado en una página lleva consigo una historia que me siento obligada (no sé por qué) a relatar: antiguas barcas en la playa con nombre de mujer que reflejan la intensidad de un amor; camaradería en una lonja; secretos a cuatro voces en tabernas oscuras…
Agradecida siempre por la compañía de amigos certeros que aceptan mi soledad ausente en esos instantes sin interrumpirme jamás…me provocan momentos sublimes y arraigada como estoy a ellos, me recreo en las delicias de sus comentarios e intento digerir a contracorriente sus ideas exuberantes, observaciones y críticas de pensamiento.
Esta noche mi mochila viene cargada de pura poesía, palabras protectoras de una amiga que me hacen resurgir de las profundidades de mi subconsciente y despertar a una realidad que siento lejana. Ahora no es el mejor momento; déjame disfrutar de otro paseo nocturno...
Rosa
Rosa
1 comentario:
¡Hola rosa! Cómo te va todo?? Sigues escribiendo? Por el blog veo que sí :) A ver cuándo quedamos de una vez unos cuantos, que había muy buen rollo en el grupo.
Un beso!
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